sábado, 18 de marzo de 2017

Tgo y tgp en paciente con deficiencia hepatica
Las pruebas de función hepática comúnmente disponibles incluyen la determinación de las transaminasas: transaminasa glutámico oxalacética (TGO) y transaminasa glutámico pirúvica (TGP), fosfatasa alcalina (FAL), gammaglutamil transferasa (GAMMAGT), bilirrubina sérica, tiempo de protrombina (TP) o el índice normatizado internacional y la albúmina sérica. Los valores considerados normales son: TGP 0-45 UI/l, TGO 0-35 UI/l, FAL 30-120 UI/l, GGT 0-30 UI/l, bilirrubina 2-17 µmol/l, TP 10.9-12.5 seg y albúmina 40-60 g/l. Reflejan las diferentes funciones del hígado: excreción de aniones (bilirrubina), integridad hepatocelular (transaminasas), formación y flujo libre de bilis (bilirrubina y FAL) y síntesis proteica (albúmina). Otras pruebas más especializadas efectuadas para establecer la posible etiología de la anormalidad incluyen serología para virus de hepatitis, estudios del hierro y del cobre, niveles de ALFA-1 antitripsina y autoanticuerpos. La interpretación de las alteraciones en la función hepática es un problema frecuente que enfrentan los médicos clínicos. Cuando el paciente está asintomático es imperativo establecer si existe una anormalidad y si ésta es estadísticamente significativa (el valor normal es la media de un grupo de individuos sanos ± 2 desvíos estándar); luego las pruebas deben repetirse y, de confirmarse la alteración, deben seguirse los pasos apropiados. En esta reseña, los autores analizan las diferentes pruebas bioquímicas, su fisiopatología y la estrategia para su interpretación.
Evaluación clínica
Debe efectuarse una detallada historia clínica y un examen físico completo, con especial énfasis en el consumo de alcohol, factores de riesgo para hepatitis viral (abuso de drogas intravenosas, promiscuidad sexual, relaciones homosexuales, tatuajes, colocación no estéril de aros o piercing, transfusiones de sangre o hemoderivados, residencia en países en vías de desarrollo), medicaciones actuales y pasadas, terapias alternativas o herbales y exposición ocupacional a toxinas. Pueden ser significativos otros factores tales como diabetes, obesidad e hiperlipidemia en esteatosis hepática no alcohólica y antecedentes familiares de enfermedad de Wilson, hemocromatosis y patologías autoinmunes.